Las calles de Zaragoza, que en la primera mitad del siglo XX fueron el escenario de las grandes luchas sociales contra la monarquía, la dictadura y la República, se han convertido hoy en un silencio y un vacio absoluto de dichos acontecimientos. El asesinato del Cardenal Soldevilla, la insurrección de 1933, la huelga general de 1934, los huelguistas muertos por los guardias de asalto y guardia civil en 1917, 1931, 1932, 1933, 1934… todo ello queda en el olvido, a diferencia de acontecimientos más antiguos, aunque de igual relevancia, como la Guerra de los Sitios que si está señalizada en nuestras calles. Extracto del libro ‘Diario de una ciudad libertaria’ que complementa a la web ‘Zaragoza Memoria Histórica‘.

Zaragoza se convirtió, junto a Barcelona, en el principal foco del anarquismo desde su aparición en 1871 hasta el golpe de estado de 1936. En estas calles vivieron o pasearon los mitos del anarquismo; Durruti, la familia Ascaso, Teresa Claramunt, Antonia Maymon, Salvador Segui, Cipriano Mera, Manuel Pardiñas, autor del asesinato del presidente del gobierno Canalejas o incluso aquí fue detenido Santiago Salvador tras el atentado durante una ópera en el Liceo de Barcelona. No solo protagonistas, también Zaragoza fue el escenario de las más importantes movilizaciones contra el Estado, como la insurrección de 1933 que hizo tambalear al gobierno del Bienio Negro, las huelgas estatales de 1911 ó 1917. Y además hubo en Zaragoza lugares especiales ya sea por ser foco de reunión del mundo libertario como el Café Ambos Mundos, donde se reunían o se celebraban tertulias libertarias, o las prisiones de la ciudad, como la medieval de la Aljafería, la de Predicadores y la de Torrero.