Varias entidades aseguran que su mantenimiento “no ha sido el adecuado” y piden a Parques y Jardines una explicación acerca de las posibilidades de supervivencia del ejemplar. Hace tan solo un mes que saltaban las alarmas cuando la Asociación Naturalista de Aragón (Ansar) anunciaba que el laurel centenario de Torrero se había secado. Hasta entonces el ejemplar estaba siendo regado por goteo y mantenía una única rama estructural con brotes verdes. A pesar de sus evidentes cicatrices, la muerte del árbol sorprendió a los especialistas de Ansar, tanto que solicitaron a Parques y Jardines un análisis de tejidos con la intención de conocer la razón del fallecimiento.
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