Resultado de imagen de refugiados siriosEl pasado 19 de marzo los jefes de estado de la UE, reunidos en sesión del Consejo Europeo (donde hay gobiernos de todos los colores) han rubricado un acuerdo que ignora los más elementales derechos y libertades recogidos en todos los tratados internacionales y en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Por más que hayan querido representar una negociación para mejorar los aspectos más discutibles del borrador, lo cierto es que el texto firmado con Turquía mantiene el objetivo central de cerrar las fronteras europeas a los refugiados de las guerras que asolan Oriente Medio, especialmente a Siria.
Que el acuerdo asegure que no se van a producir expulsiones colectivas ni en caliente y que se admitirá un refugiado con papeles por cada expulsado a Turquía (sólo hasta alcanzar los 70.000) puede dejar tranquilas las conciencias de los máximos dirigentes de la Europa de los mercados, pero en modo alguno va a detener el drama que están viviendo millones de seres humanos. Nada más entrar en vigor el acuerdo (con una rapidez desconocida en la aplicación de las normas europeas) ya estamos viendo la imposibilidad de registrar adecuadamente los datos y situación de cada refugiado, así como de garantizar el traslado desde Grecia y la estancia en suelo turco en unas condiciones dignas; precisamente sobre la idoneidad del gobierno de Turquía para garantizar el cumplimiento de los derechos humanos ya se han manifestado en contra varios organismos internacionales y organizaciones humanitarias.