Una de las banderas del nuevo gobierno de la ciudad de Madrid es la defensa de los servicios públicos, así como la desprivatización de aquellos gestionados por empresas privadas. No obstante, la puesta en marcha de esta promesa electoral debe suponer una oportunidad para reforzar los movimientos de los distintos sectores afectados más que para hacer fuerza con el ayuntamiento frente a las empresas privadas, planteando el modelo de gestión por parte de trabajadores, usuarios y vecinos respecto del servicio en cuestión. Arrebatar a las grandes empresas capitalistas una porción de negocio siempre será interesante, pero la solución para que estas desprivatizaciones puedan perdurar y no ser revertidas en un posible cambio de gobierno municipal reside en llevar la democracia al centro de trabajo, esto es, en la gestión directa y colectiva. Una municipalización no puede significar solo un cambio de patrón o de categoría laboral, implica convertirlo en un bien común, público y socializado. Consideramos imprescindible blindar las necesidades sociales bajo el paradigma de la propiedad colectiva y la toma de decisiones en común.
En nuestra ciudad existen servicios privatizados por doquier: servicios informáticos del ayuntamiento, limpieza y recogida de basuras, servicio de atención ciudadana (010) o deportivos municipales. Muchos de ellos aparecen con contratos “blindados”, lo que posibilita que las empresas privadas puedan exigir compensaciones en caso de “incumplimiento” por parte del ayuntamiento. Este no es más que otro factor a tener en cuenta en la correlación de fuerzas existente, pero no debe ser un impedimento para la acción desde ya. Si el ayuntamiento no se atreve a cumplir con lo prometido en materia de remunicipalizaciones, mayor razón tenemos para aumentar la movilización y presión sociales. A nosotras y nosotros no nos vale la excusa de los blindajes. No debería extrañarnos que la ley no nos sea favorable cuando ha sido diseñada por aquellos que nos explotan. Sabemos que no hay mayor desestabilizador de esta correlación de fuerzas que el quiebre de la llamada paz social. Los empresarios usan su poder para imponer sus intereses: aprendamos de ellos y defendamos los nuestros con todas las herramientas que dispongamos.