Esta zona es una de las más sucias y descuidadas, según los vecinos. - Foto: LARA MARTÍNEZLos parques de Zaragoza comienzan a envidiarse unos a otros. Según el día de la semana y la zona, unos están en condiciones de recibir visitas y otros, con necesidad de ser retocados. Es el caso del parque Torre Ramona, donde los jardineros hicieron lo propio, y el Bruil, donde hace falta una limpieza profunda.Conforme se alarga la huelga de los jardineros, la hierba crece y la basura se acumula. Y mientras el conflicto sube de temperatura, el césped exige un riego controlado. Más ahora, según los propios jardineros. Los paseantes de perros y las madres que llevan a sus hijos al parque a jugar se están convirtiendo en los vigilantes de las zonas verdes.Es el caso de Edison Calderón. Pasea todos los días a un labrador por el parque Bruil y asegura que "en estas tres semanas de huelga ha ido empeorando mucho". Sentado en un banco está Manolo Gil. Ahora tiene 86 y en su día se dedicó a la jardinería. Asegura que esto es "un desastre" y que se "pagarán las consecuencias". "El alcalde Belloch, no debería permitir que ocurra esto", decía.Al otro lado del río, en el Parque Macanaz, Bienvenido y Fidel Martínez están sentados en un banco a la sombra. Ambos critican a Belloch por haber optado por no intervenir en el conflicto. Bienvenido reflexiona que la empresa y los trabajadores deberían poner las cartas sobre la mesa y "analizar la situación honestamente y ceder uno y otros".